El resurgimiento de la programación basada en la ubicación en la construcción

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Durante décadas, la programación de la construcción en los Estados Unidos ha favorecido en gran medida métodos analíticos como el Método de la Ruta Crítica (CPM). Sin embargo, una alternativa históricamente eficaz (la programación basada en la ubicación) está regresando, impulsada por la necesidad de una gestión de proyectos más visual y práctica. Este enfoque, que prioriza el espacio como recurso crítico, no es nuevo; sus raíces se remontan a principios del siglo XX, pero su adopción ha sido desigual.

Precedentes históricos

El concepto de programar el trabajo en función de la ubicación no es un invento moderno. De hecho, algunas de las primeras y más exitosas implementaciones ocurrieron en la década de 1930, sobre todo durante la construcción del Empire State Building. Utilizando un sistema muy parecido a lo que ahora se conoce como cronograma de Línea de Equilibrio, el superintendente del proyecto mantuvo un ritmo estricto para el montaje, la fabricación y el diseño de acero. Esta coordinación, junto con una estrecha colaboración entre el contratista general y el arquitecto, dio como resultado que el edificio se completara dentro del presupuesto y antes de lo previsto en poco más de un año.

Fuera de las estructuras icónicas, la programación basada en la ubicación encontró un impulso temprano en la fabricación. Goodyear en la década de 1940 y los fabricantes de aviones alemanes en la década de 1930 emplearon conceptos de ritmo similares. La idea se extendió a Japón y finalmente se convirtió en la piedra angular del sistema de producción de Toyota, donde se lo conoce como takt time, un método para mantener una producción consistente y estable.

Por qué cayó en desgracia

A pesar de su probada eficacia, la programación basada en la ubicación perdió terreno en EE. UU. tras la introducción del CPM. Los críticos argumentaron que los cronogramas de Line of Balance carecían del rigor analítico del CPM, descartándolos como meras herramientas de comunicación visual. Si bien las investigaciones realizadas en la década de 1980 desacreditaron esta noción, el daño ya estaba hecho: el CPM ya se había convertido en el método de programación dominante.

El regreso del trabajo a ritmo

Durante las últimas dos décadas, la programación basada en la ubicación ha resurgido, impulsada por la necesidad de métodos visuales más prácticos. El gobierno de Estados Unidos utilizó un sistema de ritmo llamado “Programación de producción en intervalos cortos” durante la renovación del Pentágono en 2002. Investigaciones adicionales en el Reino Unido llevaron al desarrollo de la “programación de ritmos semanales”. La disertación de Olli Seppänen sobre el sistema de gestión basado en la localización también contribuyó a su reactivación.

Hoy en día, los estudios de caso están explorando el uso del takt time para proyectos de construcción menos repetitivos. La clave para comunicar eficazmente un plan de takt time sigue siendo la misma: un cronograma basado en la ubicación, como un cronograma de Línea de Equilibrio, es esencial. Ya sea representado en una, dos o más dimensiones, el espacio es un recurso crítico que debe integrarse en cualquier cronograma de construcción.

El resurgimiento de la programación basada en la ubicación no es simplemente el resurgimiento de un método antiguo; es un reconocimiento de que priorizar el espacio, ritmo del trabajo y mantener la claridad visual son esenciales para proyectos de construcción exitosos. Las lecciones aprendidas del Empire State Building y del Sistema de Producción Toyota son tan relevantes hoy como lo fueron hace décadas.