Muchos jardineros, incluso los más experimentados, se saltan un paso crucial en la preparación de sus jardines para el invierno: abonar. Si bien a menudo se recuerdan tareas como regar arbustos y drenar mangueras, con frecuencia se olvida aplicar mantillo, pero afecta significativamente la supervivencia de las plantas y la salud del suelo.
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Por qué es importante el mantillo
Los beneficios del acolchado invernal son dobles: proteger las raíces de las plantas de las temperaturas bajo cero y prevenir la erosión del suelo. Las plantas, especialmente las recién plantadas o las que son casi resistentes a su región, se benefician del mantillo aislante que proporciona. Es posible que las plantas establecidas en zonas de rusticidad apropiadas no lo necesiten, pero el uso de mantillo nunca está de más, ya que las condiciones invernales impredecibles pueden provocar heladas, un proceso en el que las raíces son expulsadas del suelo.
Cómo y cuándo aplicar mantillo
La profundidad adecuada del mantillo es clave. Lo ideal es una capa de 3 pulgadas alrededor de plantas perennes, arbustos y árboles. Muy poco no aislará eficazmente; demasiado puede asfixiar las raíces al restringir el flujo de aire y la penetración del agua. Lo más importante es que mantenga el mantillo a una distancia de 2 a 3 pulgadas de los tallos de las plantas para evitar la pudrición y las infestaciones de plagas.
El momento óptimo es después de la primera helada fuerte, cuando la tierra comienza a endurecerse. Las plantas estarán inactivas, lo que reducirá el riesgo de asfixia.
Cubrir el huerto con mantillo
Los huertos también se benefician del uso de mantillo, pero por una razón diferente. Aquí, el objetivo no es la protección de las raíces (ya que los cultivos de verano ya están terminados), sino la conservación del suelo. El suelo desnudo es vulnerable a la erosión eólica e hídrica, perdiendo valiosos nutrientes. El mantillo previene esta pérdida, preservando la fertilidad del suelo para la próxima temporada de crecimiento. La profundidad y la ubicación no son tan críticas en los huertos.
El resultado final
El acolchado es una práctica sencilla pero eficaz en el jardín de invierno que protege la salud de las plantas y la estructura del suelo. Ya sea para proteger raíces delicadas o prevenir la erosión, este paso que a menudo se pasa por alto puede marcar la diferencia entre un jardín próspero y uno que lucha por recuperarse en la primavera.
